lunes, 4 de octubre de 2010

HUMANIDAD

Como todo en el mundo...
No hay quién nos ampare.
Suspirar moribundo;
Todo aquí es desastre.

Un mundo hermoso... creado por algo, por alguien o tal vez sólo por casualidad.
Un ser supremo que no veo nos da las órdenes diariamente de cómo vivir.
La ciencia nos provée conocimiento; un Dios supremo nos provée la vida.
¿Cómo poder demostrar algo que no ves? Lo sientes. Tú lo sientes. Yo no.
La gravedad puede ser ese dios que creó todo por simple curiosidad.
La evolución pudo crear muchas cosas... Una manera nueva de existir.
¿Y mi alma qué? ¿Vivo sólo por instinto? ¿Pienso, o son delirios? ¿Piensas que yo exista?
No sé, pero siento mi alma tan arraigada a mi cuerpo como un dedo.

Dicen que es por fe que tienes que creer.
¿Cómo tener fe en algo que me ha desamparado?
Y no peco al pedir redención y un amparo de algo invisible.
Jesús lo hizo, ¿no? Job lo hizo.
En un momento tan difícil como el que él tuvo que pasar, tuvo el valor de cuestionar.
Todo es cuestión de saber... saber lo que hay que saber.
Una vida soñando despierto que tal vez exista algo divisible,
Algo que es sólo uno, y vela por el universo.

Vuelvo a mi alma... alma marchita, oscura y distinta al resto.
Es la única que tengo; soy quien soy.
Salgo en el alba a sentir todo ese viento fresco
Soy quien soy; Tuyo es lo que soy.

"Y aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno porque tú estarás conmigo".
¿Estás ahí? ¿Estás a mi lado?
No sé... tal vez todo lo que pasa, pasa por una razón: aprender a vivir con lo que tengo.
No necesito más. Quedas exonerado.
¿Cuándo lo estaré yo?

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