domingo, 12 de agosto de 2012

UN JUEGO

¿Alguna vez se han puesto a pensar: "estoy vivo"? No es el pensar que estás vivo, que respiras, etc., es pensar: "esta es mi vida". Desde pequeño a veces me vienen esos pequeños episodios en donde mi mente me recuerda que estoy vivo y que aunque hago la mayoría de las cosas automáticamente, eso no quiere decir que soy un robot.

A lo que me refiero es que la mayoría de nosotros vemos la vida que llevamos pero no nos damos cuenta que es como un juego. La vida que la mayoría de nosotros llevamos es tan predecible que la mayoría de nosotros llevamos la misma. Nuestra sociedad está tan centrada en mecanizar tantas cosas que nos lo hemos hecho a nosotros mismos. Una persona normal en Puerto Rico va a la escuela desde pequeño y se gradúa de cuarto año; la gran mayoría va a la universidad o estudian algo, se casan, trabajan y tienen hijos. ¿Realmente creemos que para eso estamos en el mundo? Si es así, esta vida no sirve de nada. Si voy a ser como cualquier otra persona, la verdad es que no sé qué estoy haciendo con mi vida. Aunque también tengo que aceptar que no son los resultados los que nos forman como personas sino el cómo llegamos a ellos. Eso no es igual en todo el mundo.

A veces pienso que la vida debería tener un significado mayor al que le damos pero nosotros hemos sido incapaces de poder encontrar ese significado. Somos juguetes, pedazos de un lego que alguien va acomodando mientras nosotros nos dejamos. No somos nada de lo que deberíamos ser.

No voy a negar que cuando me aburro de la realidad busco otras cosas con qué llenarme. Busco en cosas sobrenaturales, mi fe a ciegas... que poco a poco ha ido mermando. Hablando de eso, el otro día alguien me dijo: "¿Sabes que tienes llamado a ser pastor?", a lo que afirmé sonriendo para no ser descortés y mientras en mi mente pensaba: "¿En serio? ¿Tengo llamado a pastor? Yo nunca he escuchado la voz de Dios decirme nada". Mi vida ha pasado y he creído en lo que sea que es Dios. Los años han pasado y si no es por mi nada de lo que tengo lo tuviese. Si hubiese sido por la gente de la iglesia no tuviese nada porque, aparentemente, el dejar de ir a una iglesia significa renunciar a las riquezas hoy día; lo cual es irónico porque hasta hace una década era todo lo contrario. Y Dios... Dios... ¿qué ha hecho? Yo sigo aquí esperando alguna maldita respuesta a mis preguntas desde mi niñez, sigo esperando a ser esa persona que me decían que iba a ser; sigo esperando a convertirme en algo más que un pestilente ser humano más en este planeta pero tal parece que mis ideas no le interesan a nadie. Y no son sólo mis ideas. ¿A cuántos nos han dicho que somos especiales, que podemos llegar lejos y que vamos a ser alguien muy grande? ¿Cuántos no hemos escuchado que nosotros podemos cambiar el mundo? La verdad es que podemos. La pregunta es, ¿por qué no lo hacemos? Como dije que pienso, seguimos atrapados en el maldito juego de la sociedad.

Por lo anterior, no estoy negando a Dios ahora. Estoy negando a TU dios. Ese dios de dioses que la mayoría adora y nunca ha existido. Sinceramente no sé de dónde han sacado tanta basura. Tampoco sé el por qué ir a un lugar de cuatro paredes hace que Dios esté contigo. Hasta que ese Dios perdido no aparezca no podré decir que existe. Entonces, ¿no existe? ¿Quién sabe? ¿La ciencia o TU? ¿YO o los religiosos? La verdad es que NADIE se atreve a aceptar es que nadie sabe. Y cito: "la verdad os hará libres". Viven engañándose en una pregunta sin respuesta: la existencia de Dios, de un ser supremo, de un creador. Nadie sabe y nadie va a saber. Por eso somos una porquería de sociedad, porque no aceptamos nada. Es como cuando las personas se casan y dicen: "en las buenas y en las malas, hasta que la muerte nos separe, no me acostaré con una puta", ¿saben qué?, aunque no es mi caso la verdad es que nosotros nunca sabremos si podemos cumplir esas promesas. Hoy es una cosa; mañana es otra. Hoy juras amor y mañana no sabes su significado. La naturaleza de nosotros de ser inconstantes, cambiantes e inconformes va a seguir ahí aunque ninguno lo aceptemos. Mientras más rápido acepten sus realidades, más rápido podrán encontrar sus significados. Pero como nadie lo va a aceptar y sé que cuando lean esto me van a decir: "yo sí estoy seguro de lo que soy, de lo que siento, etc.", y yo los voy a escuchar y les diré: "es verdad, tienes toda la razón", en una intención de fingir que tienen la razón o evitar entrar en contienda pero sabiendo que sé y que saben que no están aceptando su propia realidad, pues... ¿Qué más puedo hacer?

¿Vida? ¿Qué es eso? ¿Trabajar, estudiar, casarse y tener hijos? ¿Escuchar música? ¿Escribir? Yo creo que estamos aquí por algo mucho mejor que eso pero, ¿saben qué?... ahora mismo nadie vale eso que es mejor. Estamos como estamos por nuestras propias decisiones. Espiritualizar las cosas, buscarles el lado positivo todo el tiempo o cualquiera que sea tu forma de esconder la realidad no hace que la realidad se vuelva una mentira sino que tu mentira sea más grande y que cuando despiertes de ese sueño en el que has vivido y veas todos los años que has desperdiciado jugando lego, te des cuenta que pudiste ser más productivo para ti y para los demás.

Contradicciones... estoy hecho de ellas.