martes, 26 de abril de 2011

COMO YO LO VEO...

"Se me hace difícil imaginar que otros ven el mundo diferente a como yo lo veo."

A veces es difícil mirar las cosas de una manera u otra. Esa es la diferencia entre lo que podría ser un fanático y otras personas. Como yo veo las cosas... es difícil imaginar que alguien las puede ver igual que yo.

Hoy tiré el comentario y @lylacavila me respondió que a todos nos pasaba lo mismo. Es cierto... a todos nos pasa, pero son pocos los que lo aceptan. Un caso que podríamos ver podría ser el de un religioso o un ateo. Los dos ven el mundo desde diferentes puntos de vista. Cada uno tiene sus puntos válidos, pero la pregunta que me viene a la mente es: ¿quién de los dos tiene la razón? Para mí ninguno la tiene porque los dos tienen la razón. Los dos tienen la razón porque las realidades y las verdades son diferentes dependiendo desde el ojo en que se mire. Los dos tienen la razón porque ambos tienen puntos de vistas que son reales dentro de la realidad de la población en general, pero los dos están equivocados por las razones correctas; y digo por las razones correctas porque cada cual tiene su verdad, que es correcta, pero equívoca para el otro.

El punto es que cada persona en el mundo tiene su punto de vista; un punto de vista que es diferente porque todos somos diferentes. Cada persona en el mundo tiene su propia verdad y son verdades diferentes porque somos individuos; somos entes racionales que vivimos en (casi) mundos paralelos donde el mal no está tan mal para algunos pero para otros sí. "Depende del ojo con que se mire". Somos entes racionales... ¿realmente lo somos?

La verdad es que nadie se atreve a aceptar que no sabe absolutamente nada de lo que está pasando en el mundo e incluso en su vida. Ninguno de nosotros somos capaces de ser tan humildes para poder aceptar que nuestra capacidad es limitada e incluso, estudios confusos y que para mí son poco racionales, muestran que nuestra capacidad cerebral es un cien por ciento (o casi). El ser humano es una criatura compleja, racional, sabia (dentro de lo que creemos que es ser sabio) pero orgulloso. Es tan fácil decir: "¡no sé!", pero no aceptamos que no sabemos. Es muy fácil pero difícil para nuestro orgullo.

"Yo solo sé que no sé nada", como dijo Sócrates. Alguien me hizo pensar una vez en esa frase... la llegué a quitar de mi filosofía porque pensaba que Sócrates lo había dicho con otro fin que no era el mío. Pero recordé algo que yo mismo escribí: "no puedo decir que mis palabras son mías", y así como yo no puedo decir eso, tampoco puedo decir que las palabras de Sócrates eran las de él mismo, porque si nadie hubiese leído esa frase, si tan siquiera la hubiesen escuchado, esa frase no seguiría viva... así que esas palabras no eran de Sócrates sino de nosotros. Sin un lector, un libro no existe. Tal vez exista pero, ¿de qué valdría? Asimismo, sin otras ideas, otras personas y otro tipo de pensamiento, nadie sabría lo que es una idea porque cada cual pensaría lo mismo y, ¿de qué valdría? ¿Qué valioso podría llevar una vida así?

Cada idea que corre por la mente de alguien debe ser respetada. Obviamente, con cautela porque todos deberíamos tener los mismos derechos (aunque no sea así). Tanto un religioso, un ateo como un agnóstico deberían tener los mismos derechos; todos los seres humanos deberíamos tener los mismos derechos aunque la realidad es que nunca ha sido así. Pero a diferencia de algunos que pisotean y tiran al suelo los derechos de otros, yo no puedo hacerlo. Yo respeto la individualidad, la diversidad y la diferencia de pensamientos; la libertad de culto, el no creer en nada y el dudar de todo. Hay que tener un respeto mutuo porque si tú no respetas el pensamiento de alguien entonces no puedes esperar que ese individuo respete tu pensamiento. Para mí eso hace la libertad; el respeto que nos deberíamos tener el uno al otro y la tolerancia. El que no respeta la libertad, ¿qué hace aquí?

Los dejo con un pensamiento que Francisco Milian Leon escribió en el grupo de Facebook de Ateorizar (Podcast).
A diario somos espectadores, lejanos o cercanos, de discusiones entre grupos que defienden con ardor la existencia de Dios o que preconizan con mayor o menor grado de suficiencia la ausencia del mismo. Posturas extremas, recalcitrantes e incluso ofensivas sobre el creacionismo o el evolucionismo se han vuelto una constante en foros políticos, religiosos o cibernéticos. Eso prueba que el fundamentalismo no tiene color, sexo, etnia, preferencia sexual o contenido religioso. Todos llevamos, represados en nuestro yo interno, un fundamentalista luchando por emerger a la superficie.

Los religiosos se afincan sobre textos de libros sagrados de procedencias inciertas, escritos por hombres, muchos de ellos de dudosa reputación. En este sector, nadie parece plantearse la posibilidad de que dichos libros sagrados sean historias transmitidas de un pueblo a otro o invenciones de elementos audaces que simplemente deseaban alzarse con un poder omnímodo. Nadie parece aceptar que en las traducciones de un idioma a otro, pueda haberse perdido o alterado texto.

Los escépticos y ateos cimentan sus argumentos sobre palabras de hombres de ciencia que presentan hojas de vida llenas de logros impresionantes, capaces de deslumbrar con su sabiduría a cualquier ser humano. Parece, visto de esa manera, que llevan la delantera en el debate. Sin embargo, hemos visto hasta la saciedad que, descubrimientos asombrosos anunciados hoy, son abandonados poco o mucho tiempo después para ser reemplazados por nuevas teorías.

Los dioses particulares de cada religión son bautizados con nombres, ropajes y características humanas. Los hombres de ciencia son investidos con características divinas. Sus descubrimientos son finales y eternos.

Tales posturas antagónicas se traducen en debates cargados de cinismo, radicalismo, resentimiento y amargura. No se puede vivir con tanto veneno, cantaría Shakira.

Ahora bien, ¿qué pasaría si cuestionamos las premisas? ¿Tenemos el valor de considerar que quizás estamos parados encima del paradigma incorrecto? Al estilo Matrix, ¿píldora azul o píldora roja?

¿Qué tal si en realidad los planetas son átomos de un ser indescriptiblemente superior y nosotros somos simples partículas dentro del universo personal de ese ser?

¿Cómo saber si las teorías cuánticas no nos conducen a un Quantum que rige nuestros destinos, el cual a su vez tiene como jerarquías superiores a otra multitud de Quantums?

¿Qué tal si, como sugieren las teorías de Zecharia Zitchin, somos criaturas de seres extraterrestres que por virtud de manipulaciones genéticas fuimos diseñados para ser esclavos de una raza alienígena?

¿Y si es cierto que existe un Dios, en nada parecido al descrito en las religiones, con un plan que no acertamos a entender por cuanto nuestras mentes quedan a años luz de esa inteligencia superior?

No podemos estar seguros de nada, por cuanto somos como hormigas tratando de describir las complejidades de ingeniería de un bombardero Stealth.

Las posibilidades son infinitas. Por mi parte, me reitero… Quien sepa lo que está pasando está mal informado.

5 comentarios:

  1. Yo creo que llegaste al punto más importante de este asunto. Pero te aclaro, hay opiniones y hay verdades. Las opiniones pueden ser verdades, pero no necesariamente lo son y por más personas que crean en una opinión no le da más o menos credibilidad. Por ejemplo, la gente creía en el pasado que la tierra era plana. Ahora sabemos que eso no es una verdad. A pesar de que millones de personas pensaban de esa manera, esa opinión no era la verdad. Cuando se trata de asuntos como estos lamentablemente hay personas que están en lo correcto y hay personas que están incorrectas. Ellos pueden seguir con su forma de pensar, pero eso no cambia la realidad. Sobre la libertad de creer lo que nos de la gana, en eso estoy de acuerdo contigo. Debe haber libertad. Pero a mi que no me planifique una ruta aérea una persona que crea que la tierra es plana. Cuando de eso se trata, yo exijo que lo haga una persona que conozca la verdad y no uma que tenga una opinión fuerte sobre el asunto. Espero que puedas hacer la conversión del ejemplo a aspectos religiosos.

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  2. Obviamente, tienes razón en eso. No hay duda de eso; hay hasta videos que lo demuestran. Lo que sí no acepto es que hay muchas cosas que están "comprobadas", pero como dice Milian, nada es infalible. Hay cosas que no cambian y hay cosas que sí cambian. Por eso no creo en uno ni en el otro; pero a la vez creo en los dos. Soy un híbrido pero un híbrido tiene de los dos. Hay que ser sabios y coger de las cosas que hemos aprendido lo bueno y hay que desechar lo malo. Yo no sé, por ejemplo, si muchas teorías que tú o cualquier persona pueda creer puedan ser ciertas. Lo que sé es que hacen sentido. Hasta que no sea un hecho, como lo es el que la tierra sea redonda, no puedo decir si es cierto o no. Sin embargo muchos defienden sus teorías con todo su ser; al igual no puedo saber si la Biblia es realmente la palabra de Dios porque no está probado; no hay pruebas. Sin embargo existe la fe (aunque sea algo intangible). Son dos puntos igualmente válidos pero igual se creen en los dos por convicción personal, no porque sea cierto o falso. La verdad es que no se sabe si es cierto o es falso.

    En fin, nos fuimos en un viaje de religión y ateísmo. Aunque no lo parezca, no escribí esta entrada con ese fin ni con el fin de ofender a nadie. Puse el ejemplo porque fue lo primero que me vino a la mente y lo más común. Es lo más que se habla últimamente.

    Gracias por siempre leer y comentar. ¡Un abrazo!

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  3. Darko, lo más importante de todo es que estas bien y que no le hagas caso a lo que dice el mamón de Manolo Matos.

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  4. Entiendo los comentarios que has vertido en la entrada a tu blog. Mucho se ha especulado acerca de cual es el centro del Universo. Creo que la respuesta está clara; el centro del Universo se mueve constantemente. Y es que cada persona se siente, en mayor o menor medida, el centro del Universo. La fuente primigenia de los problemas que confrontamos los humanos como raza, radica en la dificultad en comunicarnos efectivamente unos con otros, lo cual conduce eventualmente a la intolerancia, que a su vez deriva en discriminación, violencia, guerras, abusos y toda clase de lindezas como esa. No debemos apartarnos de la defensa de lo que consideramos nuestras verdades, pero siempre teniendo en mente aquel postulado del El Kybalion; “todas las verdades, son semi-verdades”.

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  5. Vlade: Gracias por leer y comentar.

    Francisco: Cierto. Gracias por leer y compartir tu comentario.

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